La docena de establecimientos que ocupan los bajos del edificio número 1 de Sol, el coronado por el famoso anuncio de fino Tío Pepe, cerrarán sus puertas antes del 1 de junio. La mayoría ya lo ha hecho.
Esta clausura obligada se debe a que el propietario no les alquilará más los locales comerciales porque ha vendido todo el inmueble, aseguran varios trabajadores de la óptica Martínez-Moral.
Sorprendidos
Ninguno de los afectados pudo, o quiso, facilitar pistas sobre el futuro del edificio, que será objeto de una profunda restauración, según fuentes del Hotel París, aún muy sorprendidas por este cierre repentino.
Construido en 1863 por un grupo de empresarios franceses, es el hotel de su categoría más antiguo de la capital y sólo cerró sus puertas durante la guerra civil para convertirse en un hospital de sangre.
Esta venta se produce en la misma manzana donde hace dos años se realizó otra gran operación inmobiliaria.
En 2004, el semidesconocido promotor catalán Antonio Marín Herrera compró por 350 millones de euros los siete edificios históricos del Grupo Santander en Alcalá, Canalejas y Carrera de San Jerónimo para construir un centro comercial, viviendas y un hotel.
Esas oficinas siguen vacías y sin uso, como dentro de una semana lo estarán estos doce negocios.
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